miércoles, 16 de septiembre de 2015

A pan y agua

Hace ya bastante tiempo que no ponemos nada nuevo en el blog, y no precisamente porque no haya ocurrido nada. Pero lo cierto es que, como todo en la vida, los padres van y vienen. Este año han dejado el LFM algunos padres tanto de primaria como de secundaria, y somos menos (sí, menos) y por tanto, no escribimos con la frecuencia que querríamos.

Dentro de nada vamos a tener que hablar de las elecciones de las asociaciones de padres, así que nos guardamos este temas para entonces (sí, este año participaremos en la campaña). Sin embargo, hemos sabido que Paloma Martínez de Velasco deja la presidencia de la ALI, y no podíamos dejar de despedirla. Aunque hemos estado y estamos en desacuerdo con algunos de sus postulados, lo menos que podemos hacer es darle las gracias por el tiempo que ha dedicado en estos últimos años a la defensa de los intereses de los alumnos. Eso debería ser lo que nos une, al fin y al cabo.

Pero volvamos a nuestras ovejas. Estamos en septiembre, y ya han pasado meses desde que, sin una sola explicación decente, el Liceo interrumpiera el suministro de agua y se embarcara en una operación de abastecimiento mediante botellas sin precedentes.

Lo cierto es que hemos confirmado con el Canal de Isabel II que el control de la calidad en la red interior es competencia exclusiva y excluyente del propio Liceo, a salvo de las inspecciones de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. El tiempo que ha transcurrido, y las modificaciones que se han hecho nos llevan a dos posibilidades:

La primera es que el agua esté contaminada por una presencia de sustancias químicas, metales pesados o cualquier otro producto. Si esto se hubiera producido por un accidente (por ejemplo, el filtrado de los abonos en el riego a la red de saneamiento), el arreglo no parece que hubiera sido complicado y con una circulación adecuada terminaría solventándose.

La segunda, y al parecer corren rumores al respecto, es una contaminación por patógenos. En este caso, las causas pueden ser múltiples y variadas (por ejemplo un cruce con el circuito de aguas fecales, o un foco no encontrado en algún punto de la red).

Lo único que sabemos es que “los análisis arrojan resultados no satisfactorios”. Francamente, creemos que estamos en disposición de exigir más transparencia. Por ejemplo, qué y quién ha hecho el análisis, y que los resultados del mismo sean públicos. La única explicación que encontramos para ocultar los resultados es que sean catastróficos. Pero otras cuestiones que se plantean es si la Comunidad de Madrid está al tanto, por ejemplo. Si se han cumplido los protocolos, buenos o malos. Es llamativo que no se hable en ningún sitio de que un colegio que tiene 4.100 alumnos está sin agua potable.

Por cierto que la ausencia de información recibida de las asociaciones sobre este tema resulta llamativa.

El tema del pan del título de nuestro post viene dado por la prohibición del Liceo a los alumnos en Collège de que se traigan la comida de casa y coman dentro del liceo.

Sí, ya sabemos que todos los colegios del mundo se financian parcialmente con el comedor (inaceptable, pero así es). También sabemos, porque lo hemos confirmado, que la legislación francesa no permite que la comida que se trae de casa sea calentada y comida en el comedor de los propios colegios. Pero estamos hablando de un colegio que tiene 10 hectáreas, en el que no sería demasiado complicado (más bien simple) habilitar un espacio. Venga, va, aceptamos que no sea un salón de hotel, pero al menos unos bancos y el permiso. Si no, lo que tenemos es el lamentable espectáculo de un niño de 11 años (Sixième) saliendo a comerse un tupper encima de las rodillas en un banco enfrente de la puerta cuatro, porque no le dan permiso para comerlo dentro. La trampa, como en todo, es que en vez de un tupper  sea un bocadillo, asimilable al gouter.
Pero lo grave es que durante es tiempo, con el permiso de los padres, por supuesto, tenemos a un niño pequeño sin supervisión alguna. Y por supuesto, no pasa nada. Hasta que pase. Y ese día, probablemente, el Liceo se lamentará profundamente y decidirá… prohibir la salida, por supuesto. El presupuesto de muchos padres, siempre escaso, es absolutamente irrelevante en la ecuación de dirigir la institución más grande de la AEFE.

¡Buen curso a todos!

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